Me voy a China.
En busca de una ilusión. La ilusión de otra persona, a llenar una etapa de su vida, y voy a ser testigo de un gran acontecimiento.
Acompaño a unos amigos. Viviré aventuras y emociones. Y descansaré y traeré nuevas fuerzas.
Y sin saberlo tengo miedo, de que todo salga como debe, de lo que voy a vivir, de saber disfrutarlo, de poder entenderlo.
Y el viaje es largo y me gusta. Y las emociones, ocultas, y me gustan, y la incertidumbre una realidad, y me gusta.
Me gusta todo, porque el viaje me gusta, lo que veré y lo que no, me gusta la emoción, y lo que voy a sentir y a vivir. Y me gusta donde me quedaré y donde no.
Todo ello me gusta y me emociona.
Y una vez que se acerca el momento, y las dudas se despejarán, me siento bien, ni inquieta ni ansiosa, ni esperanzada ni abrumada. Sólo bien.
Y visualizo mi maravilloso viaje lleno de momentos emocionantes y cálidos, lleno de risas y lágrimas, y me alegro de poder compartir esos días y de vivirlos con intensidad, porque esos días, ya no volverán.
Soy una privilegiada. Siempre mi estrella me marca el camino, y siempre esa estrella ha alumbrado bien mi camino, hasta cuando me he desviado. Y ahora no va a ser diferente.
Por eso doy gracias a mi estrella y a mi vida por dejarme vivir así. Y a quien me deja compartir un momento como éste, porque es único. Gracias.