Aprende a vivir dando. Tienes tanto que dar, tanto que aportar, que no vale la pena ahorrar en esto.
Puedes dar parte de ti mismo, de lo que eres. Eso no te empobrecerá todo lo contrario, te hará crecer en riqueza interior.
Puedes dar parte de lo que sabes, y así compartirás lo que tú solo sabes, o lo que otro sabio te enseñó.
Puedes dar parte de lo que aprendiste con tanto sufrimiento o tiempo, y entonces lo que compartirás es una parte importantísima de tu vida y dedicación.
Puedes dar lo que no tienes, porque prometes entregarlo desde que lo tengas, y entonces estarás compartiendo esperanza.
Puedes dar parte de lo que te cuesta dar, y estarás poniéndote a prueba en tu capacidad.
Puedes dar un abrazo, y el receptor notará tu calidez y tendrá la suerte de haber estado en el momento justo, en el sitio perfecto.
Puedes dar una sonrisa, y calmará la tormenta viral de algún ser necesitado de calor, que se contagiará sonriendo.
Puedes dar una palabra amable, y esa palabra se sumará al montón de palabras adecuadas que intentarán olvidar aquellas soeces que han sido emitidas desde la sin razón.
Puedes hacer un gesto dulce o tierno para que quien quiera llorar, sepa que tiene un hombro amigo en el que apoyarse.
O puedes ser tu mismo en tu generosidad y dar el todo por el todo, pero al fin y al cabo, puedes y debes ser generoso. Por ti y por los otros.
Puedes dar parte de ti mismo, de lo que eres. Eso no te empobrecerá todo lo contrario, te hará crecer en riqueza interior.
Puedes dar parte de lo que sabes, y así compartirás lo que tú solo sabes, o lo que otro sabio te enseñó.
Puedes dar parte de lo que aprendiste con tanto sufrimiento o tiempo, y entonces lo que compartirás es una parte importantísima de tu vida y dedicación.
Puedes dar lo que no tienes, porque prometes entregarlo desde que lo tengas, y entonces estarás compartiendo esperanza.
Puedes dar parte de lo que te cuesta dar, y estarás poniéndote a prueba en tu capacidad.
Puedes dar un abrazo, y el receptor notará tu calidez y tendrá la suerte de haber estado en el momento justo, en el sitio perfecto.
Puedes dar una sonrisa, y calmará la tormenta viral de algún ser necesitado de calor, que se contagiará sonriendo.
Puedes dar una palabra amable, y esa palabra se sumará al montón de palabras adecuadas que intentarán olvidar aquellas soeces que han sido emitidas desde la sin razón.
Puedes hacer un gesto dulce o tierno para que quien quiera llorar, sepa que tiene un hombro amigo en el que apoyarse.
O puedes ser tu mismo en tu generosidad y dar el todo por el todo, pero al fin y al cabo, puedes y debes ser generoso. Por ti y por los otros.