Todos los viajes tienen algo de emoción y emociones.
Todos los viajes tienen algo de ilusión e ilusiones.
Todos los viajes tienen alegría, y aventuras.
Todos los viajes son especiales.
Pero este…..
Este viaje, no eran unas vacaciones cualesquiera.
Recogíamos y traíamos a ese niño tan deseado.
Por eso, y por mucho más…..
La emoción y la ilusión, de irlo a buscar a pesar del mar de nubes que atravesábamos impacientes…
La emoción y la incertidumbre de no saber, cómo iba a ser todo aquello, cómo nos iba a recibir, si iba a llorar, si le gustaría su nueva familia, si….
La emoción y la duda de si conseguiría adaptarse y establecer su nueva referencia en la vida, y si…
La emoción y los nervios, cuando el momento acechaba y todo lo que veíamos nos sorprendía como los niños que éramos….
La emoción y las emociones encontradas en el encuentro, en las lágrimas, en las risas, en las caras de sorpresa de los niños, en las caras de alegría y miedo de sus padres, en la cara de expectación de su hermano mayor, en las caras inexpresivas de los funcionarios que decían palabras ininteligibles, y que luego esbozaban una pequeña sonrisa de satisfacción, en los ruidos y las palabras entrecortadas que emitíamos todos…….
La emoción de las despedidas de sus cuidadores, de sus protectores, de sus padres temporales, que les habían dedicado su tiempo y su amor, junto con su educación y dedicación, por un trueque que les salvaba la vida y permitía una mejor vida a los suyos, pero que en ese momento desgarraba su corazón porque, la previsible ausencia les resultaba lógica pero dolorosa…..
La emoción de los primeros momentos de convivencia, donde todo rodaba con naturalidad y miedo….
La emoción de las primeras sonrisas y alegría que aliviaba los corazones, y las primeras medidas de espacio que cada uno marcaba, a su nivel, para establecer los límites lógicos de la vida en común….
La emoción de la tranquilidad en el paso de los días rutinarios y viajeros, que iban estableciendo las referencias claras de adultos y niños….
La emoción de las sorpresas que el país de los colores y las esencias nos dejaban en las retinas, las papilas, las fotos, las vidas, los corazones…..
La emoción de la dulzura de esas pequeñas cabecitas llamando a sus mamás y sus papás, como si los conocieran desde siempre….
La emoción de la alegría, de esos pequeños que hablando y entendiendo otro idioma, eran capaces de adaptarse a lo que se les venía encima de forma absolutamente inevitable, y que demostrando su autonomía e independencia orientales, sabían defender sus necesidades y carencias, para demostrar que la vida les daba una nueva oportunidad….
La emoción de no saber en qué podían estar pensando ante la avalancha de emociones y sorpresas que estaban viviendo y vivirían, y la de saber que ellos iban a aferrarse a su suerte para que no se les abandonara más…
La emoción de saber que estos nuevos y desconocidos padres que los habían ido a buscar, los deseaban tanto, y desde hacía tantos años que ya no se podía recordar con dolor, porque se consumaba y cumplía su deseo…
La emoción de recibir todas las sorpresas agradables y desagradables, con una paciencia y tolerancia impensable en un mundo occidentalizado….
La emoción de saber que detrás de todo estaba la ilusión de los familiares y amigos que luchaban desde sus vidas, para que los días que les faltaban para colmar su curiosidad, no se les volvieran eternos….
La emoción de una guía de cariño y turismo que nos hizo vivir otra vida paralela con sus emociones y su dedicación, a nosotros y a los niños…..
La emoción, que yo he tenido la fortuna de vivir en todas las facetas que escribo o que me olvido, pero que me han hecho hoy rendir un homenaje a todos ellos, y en especial a mis amigos que me han permitido compartir tanta carga afectiva…..Gracias.
En China y Tenerife a 9 de abril de 2011.