lunes, 4 de marzo de 2013

Inteligencia emocional

No sólo tienes que saber.
Tienes que saber que sabes, y demostrárselo a los demás. y además saber expresarte para que tu mensaje llegue al otro correctamente.
El mensaje, ese es el dilema.
Cuando tantos hay hablando, escuchando, creyéndose en posesión de la verdad, discutiendo, creyendo que su ombligo es el centro del universo.
Y el mensaje, no sólo depende de tí. Depende de todo lo que te rodea. Como tu verdad.
No es única, es sólo eso, tu verdad.
POr eso no sólo debes saber. Por eso también tienes que saber que sabes y qué saben los demás.
Y conjugar todo eso para salir airoso y entero de situaciones y discusiones, de buenos y malos entendidos.
La verdad no existe.
No vale la pena ni demostrarla ni perseguirla, ni luchar por ella, porque si miras un objeto por 100 lados, verás 100 realidades diferentes.
De ahí lo maravilloso de vivir esta vida, de ahí lo grandioso de las relaciones humanas.
Hay que simplemente dejarse llevar por las emociones, y que éstas estén al servicio de tu inteligencia, y no al contrario, dominarlas para sentirlas, y para trabajarlas.
Ý así convertir la  inteligencia del saber en la inteligencia del sentir.
Feliz ser, feliz saber.