viernes, 19 de noviembre de 2010

COMPAÑEROS

Compañeros, de toda la vida, de pocos días, de mucha intensidad, de poco roce, de alegría o de penas, compañeros al fin y al cabo.
Viviendo un mismo tiempo, un mismo lugar.
Sintiendo los mismos problemas, las mejores sorpresas.
Viendo quienes son y quienes no lo son.
Compañeros de colegio o de trabajo, de la vida o del momento, de las risas o de las tristezas, de los sinsabores o de compartir.
Volviendo a verse día tras día sin remedio.
Queriendo cambiar el mundo o a su oponente.
Deseando que su realidad fuera otra o fuera la misma.
Compañeros de obstinaciones o de sentimientos, de un instante o de una tarde, de idearios o de frustraciones.
Oliendo la misma esencia que invade las prisas.
Sorteando los obstáculos que se les presentan.
Amando a otro que no eres tú.
Pero compañeros, del alma, con tristezas y alegrías compartidas, con sensaciones comunes iguales o diferentes, con mucho que decir y que aportar, con un mismo fin y un final diferente.
Compañero, a ti quiero decirte, gracias. Por ser y por estar. Porque cada vez que me amas o me odias, me das algo de ti. No voy a engañarme diciendo que me gusta todo. No. Pero cada aportación es una forma más de crecer para mí. Y creciendo creciendo, llegaré al final, el de todos, el mío. Y todos queremos llegar al final para, atravesando el umbral encontrarnos lo inesperado, sin saber que lo inesperado es lo que esperamos, y lo que esperamos es lo que encontramos, compañero.

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